«Yo también te quiero» ASUN BALONGA

Del blog de Asun Balonga

Porque aunque jamás me has comprado rosas no te olvidas, pase lo que pase, de traerme mi imprescindible y complicada dosis de medicación.

Porque aunque casi nunca te he oído decirme «te quiero», te he sorprendido en muchas ocasiones mirándome con gran ternura mientras duermo.

Porque se te ha encanecido el pelo de aguantar mis escenas de, lo que con un eufemismo llamaríamos, «mujer temperamental».

Porque has aprendido a pedirme perdón con sinceridad cuando me fallas.

Porque tras treinta años de discusiones, ahora nos entendemos y queremos más y mejor.

Porque si bien es verdad que me has dejado muy sola, tú estabas trabajando a destajo para que a mí y a tus hijos no nos falte de nada.

Porque cuando llegas tardísimo y crees que no me entero, me das un beso levisimo en la mejilla aspirando mi aroma.

Porque cuando he estado muy malita, pese a no mover ni un solo músculo de tu gesto adusto, he percibido una humedad intensa en tus ojos doloridos.

Porque cuidas a mis padres con más solicitud y paciencia que yo precisamente porque son mis padres, una parte esencial de mí.

Porque te comes los engrudos que guiso sin rechistar o incluso asegurando que están buenísimos cuando, a veces, son rancho de cuartel.

Porque has resistido estoicamente mientras yo te gritaba sin piedad y sin la necesaria tolerancia tus defectos a la cara aunque fueran verdad.

Porque el domingo estrené un vestido cortito y no me quitaste ojo distrayéndote ¡durante la Misa!

Porque cuando me desvisto haces como que miras a la pared ¡pero resulta que hay un espejo enfrente!

Porque hemos conseguido aunar que tú no eres precisamente «la alegría de la huerta» y yo soy «un cascabel».

Por ciertos cinco minutos mágicos en que abandonaste tu distante formalidad y me hiciste reír locamente en París, bajo la tópica Torre Eiffel.

Porque no escatimas esfuerzos en buscarme lo mejor en cuanto a especialistas, clínicas para curarme y ayudarme a volver a ser la que era.

Porque, pese a estar rodeado de mujeres más jóvenes y atractivas que yo, ahora y siempre has bebido los vientos únicamente por mí, ignorándolas olímpicamente.

Porque no me riñes cuando en algún capricho he gastado más de la cuenta.

Porque finges no enterarte de los extractos que llegan alarmantes de la tarjeta de crédito.

Porque hay ocasiones en las que en el hospital ves un teléfono solitario y aprovechas para llamarme con el único fin de oir mi voz.

Porque cuando la nocturnidad me da miedo, me acaricias el pelo, somnoliento pero sin perder la calma.

Porque desayunas feliz, el mendrugo sobrante del día anterior y no quieres que me levante antes para prepararte nada.

Porque cuando volviste a Barcelona y yo me quedé unos días más en el pueblo, encima de mi camisón, bajo la almohada, encontré una receta tuya con un jeroglífico en letra de médico que al lograr descifrarlo decía: «Te echaré de menos»

Porque me has absuelto afrentas que sólo tú y yo sabemos y que nos llevaremos a la tumba porque son muy feas.

Porque aquella vez que te pregunté si hubieras sido más feliz sin mí, contestaste con el ceño fruncido y serio como siempre «No sé. Pero habría estado mucho más aburrido.»

Porque rezas incansablemente por mí, para que siga a tu lado, para que no deje de darte la lata en muchísimos años ¡y eso sí que tiene mérito!

Porque me has jurado que hay una Eternidad Gloriosa que nos espera.

Yo también te quiero.

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Un comentario en ««Yo también te quiero» ASUN BALONGA»

  • el 12 enero, 2013 a las 11:08
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    QUÉ REFLEXIONES.MUCHAS GRACIAS DON JUAN FRANCISCO

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