El transplante de cabeza en humanos será posible en 2017

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La perspectiva de que una persona paralítica pueda volver a andar transplantando su cabeza al cuerpo de otra persona, hoy en día es ciencia-ficción. Pero puede dejar de serlo en menos de dos años.

Así lo vaticina el neurocirujano italiano Sergio Canavero, que ha desarrollado una técnica para transplantar una cabeza humana a otro cuerpo ya fallecido. Asegura que en un año, la cabeza transplantada podría controlar el cuerpo receptor, hasta el punto de andar con normalidad.

Tras un periodo de dos años de pruebas con cadáveres humanos, el doctor Canavaro asegura que podría proceder al transplante de una cabeza viva en 2017. Suena macabro, es cierto, pero es ciencia.

Lo cierto es que los transplantes de cabeza con seres vivos no son algo nuevo. En 1954, el científico soviético Vladimir Demikhov transplantó la cabeza y las patas delanteras de un perro a otro más grande. Ambos mantenían su autonomía a la hora de alimentarse, y sobrevivieron entre dos y seis días. Puedes verlo en este vídeo, pero avisamos que las imágenes mostradas son muy explícitas y pueden herir la sensibilidad de algunas personas:

 

 

En 1960, el doctor Robert White de la Universidad de Cleveland consiguió transplantar la cabeza de un simio en otro cuerpo. No se conectaron los nervios de la espina dorsal así que el simio transplantado no podía moverse, pero la cabeza era capaz de respirar artificialmente con los pulmones «prestados«. El animal sobrevivió nueve días.

Tal como hemos comentado, el neurocirujano italiano Sergio Canavero tiene planeado presentar en la conferencia AANOS el próximo mes de junio una nueva técnica que ha desarrollado para realizar un transplante de cabeza viable entre humanos.

La técnica se basa en enfriar tanto la cabeza como el cuerpo receptor para aumentar el tiempo en que las células pueden sobrevivir sin oxígeno. A continuación los nervios de la espina dorsal de la cabeza se separan del donante, y se insertan en la médula espinal del cuerpo receptor. La clave aquí es una sustancia química llamada polyethylene glycol, que es la encargada de unir los nervios de la cabeza y el cuerpo. Esta sustancia actúa de manera similar al agua caliente en los espaguettis, que hace que se peguen entre sí. Del mismo modo, el polyethylene glycol consigue unir los nervios de la cabeza y la espina dorsal del cuerpo. El paciente se mantendría en coma durante 3 o 4 semanas mientras se estimula la espina dorsal con corrientes eléctricas para reactivar su funcionamiento.

La fusión de músculos y piel hoy en día ya es un problema menor.

El doctor Canavaro asegura que, cuando el paciente despierte, sería capaz de sentir y mover su cara, y hablar con su propia voz. En el plazo de un año, incluso podría andar. Afirma que varias personas ya se han ofrecido voluntarias para llevar a cabo el transplante.

Los mencionados experimentos con animales fracasaron porque el cuerpo receptor rechazó el nuevo órgano, pero la medicina ha avanzado en este campo y hoy en día se podría evitar ese rechazo mediante drogas.

Más allá de que científicamente el transplante de cabeza en humanos sea o no viable, existen importantes cuestiones éticas, e incluso religiosas, que hay que plantearse.

¿En qué parte de nuestro cuerpo reside la consciencia humana? ¿Y la conciencia? ¿Tenemos derecho a usar el cuerpo completo de otra persona como un recipiente de otro individuo? Una vez fusionados, ¿quién es el sujeto resultante?

Preguntas que los políticos, médicos, filósofos, religiosos, y la gente de la calle, tendremos que plantearnos en los próximos años…

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